sábado, 29 de marzo de 2014

“#3” 1996. DIABOLOGUM

Este disco de Diabologum lo escuché muchas veces, hace años. Llegué a él gracias al sello Green Ufos que lo distribuyó y promocionó en España. Su sonido rock experimental, oscuro e intenso y la rabia que se translucía en las canciones me atraparon a la primera escucha y aunque recuerdo que al principio me chirriaban sus letras en francés a las que no llegaba, sabía que había verso interesante a descifrar en ellas. Ahora los he recuperado y aunque el no llegar a las letras por la barrera del idioma nunca me ha condicionado –siempre he pensado que la voz humana es un instrumento maravilloso sin necesidad de articular palabras coherentes- cierto es que las palabras enriquecen el asunto y para apreciar este matiz evidentemente es necesario entenderlas, al menos a priori. Ahora las letras de Diabologum me resultan menos extrañas, menos lejanas, a pesar de que aún me queda mucho camino para poder comprenderlas totalmente, no me engaño.

Diabologum comenzaron a principios de los 90 en Toulouse, en el sur de Francia. En 1993 Michel Cloup, Arnaud Michniak, Pierre Capot y Anne Tournerie sacaron el primer disco de Diabologum. Después los miembros fueron yendo y viniendo menos el “nucleo sólido” formado por Michel Cloup y Arnaud Michniak, los dos motores creativos del grupo. Ellos hacían un rock ruidoso con melodías pop pero de un fondo sonoro abstracto con muchos añadidos experimentales, consiguiendo darle un matiz a sus canciones impactante y poderoso. Fueron un referente en el rock más underground francés. En 1998 se separan, Michel Cloup sigue con otro proyecto llamado Expérience y Arnaud Michniak hace lo mismo con Programme.

“#3” es su tercer y último disco, publicado en el sello Lithium –al igual que los anteriores-. En este disco sustituyeron el cantar por textos hablados llenos de poesía. Es un disco muy intenso y visceral lleno de atmósferas oscuras, críticas y llenas de indignación en las que se evidencia el desencanto. También hay un monólogo  capaz de romperle el corazón a cualquiera de la actriz  Françoise Lebrun que aparece en la película de Jean Eustache “La Maman et la Putain” (1973). La 1ª escucha quizá no se antoja fácil por su complejidad pero luego la bruma se disipa aunque sin marcharse del todo. Un disco de culto el que grabaron estos audaces aventureros sonoros y que casi 20 años después suena tan actual como entonces, quizá ahora con más motivo.



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