domingo, 29 de abril de 2012

“UN MONDE SANS MOI” 2002. JERONIMO


Tras Jeronimo está el belga -originario de Lieja- Jérôme Mardaga, un simpático y accesible tipo que pude ver en directo hace años en la sala El Sol de Madrid y que tras el concierto pude charlar un rato con él. Me gustaron mucho sus canciones, su directo y su actitud. La verdad es que le perdí la pista después de esto y sólo me queda de aquello este disco firmado por él del que hablo aquí. El peso de la creación recae sobre él, además de la voz, guitarras, bajo y programaciones aunque le ayudan también Sacha Symon al bajo y Thomas Jungblut a la batería.

“Un monde sans moi” es un disco redondo lleno de guitarras afiladas, algún teclado, bases muy acertadas además de rock, romanticismo pop, chanson e ironía finamente hilada. Esta colección de 12 canciones fueron realizadas casi por completo en el estudio casero del propio Jérôme. También la producción corre de su cargo aunque ayudado por el ingeniero de sonido Rudy Coclet, dándole el barniz final en un estudio de Bruselas. Una producción muy acertada: cristalina para los instrumentos y algo más turbia y metálica para la voz. Este es otro estupendo disco del catálogo de Green Ufos, que se encargó de la distribución del mismo en España, aunque el sello bajo el que se publicó fue Anorak Supersport.



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martes, 17 de abril de 2012

“THE LIVING ROAD” 2003. LHASA

Lhasa de Sela fue un alma especial y fascinante nacida cerca de Woodstock (Nueva York) y criada de forma errante en un autobús, lo que fomentó su espíritu artístico. Su familia fue tan particular como ella: su padre escritor mexicano y su madre fotógrafa judía americana, además de una prole numerosa de hermanos. Lhasa es el nombre de la capital del Tibet. Con 19 años Lhasa se estableció en Montreal, Canadá. Antes de debutar en solitario con un disco en 1997, mostró su voz durante años en bares junto con el guitarrista Yves Desrosiers.  Colaboró alguna vez aportando su voz con Tindersticks y sus canciones se han usado en producciones de TV, cine y cine documental. El primer día de 2010 su vida tocó a su fin a los 37 años por culpa de un cáncer de mama.

“The Living Road” es su segundo disco. Antes de este disco estuvo un año en Francia en el circo de sus hermanas. Fue en Marsella donde comenzó a escribirlo. En este disco soplan aires latinos, también hay folk y blues, chanson y rancheras. Las letras de las canciones son en los tres idiomas que le acompañaron durante su vida: el español paterno, el inglés materno y el francés de acogida cuando se estableció en Canadá. Su dicción es sorprendentemente natural en los tres idiomas. De voz suave y profunda y también triste y grave a la vez que etérea, su manera sobrecogedora de interpretar hace que las canciones de este disco apunten certeras al alma, con una sencillez que te desarman. El percusionista Françoise Lalonde y el pianista Jean Massicotte le ayudaron en los arreglos y la producción de este disco. Un disco de composiciones apasionadas y desconcertantes con mucha carga sentimental para saborearlo en casa, con toda la atención puesta en ello y la emoción brotando por todos los poros de la piel. Ojalá hubiera tenido la oportunidad de ver alguno de sus directos. Estoy convencido que hubiera sido una experiencia a recordar el resto de mi vida.



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martes, 3 de abril de 2012

“THE CURTAIN HITS THE CAST” 1996. LOW

La semana pasada musicalmente para mí estuvo protagonizada por otro de mis grupos favoritos: Low. Tuve el placer de asistir a su conciertazo en el Teatro Central de mi ciudad. No era la primera vez que los veía en directo –he tenido la suerte de verlos unas cuantas- pero el impacto fue demoledor. Allí, entre muchos amigos y conocidos, sin gradas y cerveza en mano disfruté de una experiencia sensorial de primer orden. Probablemente el concierto del año en Sevilla. Un concierto de escucha atenta y de emociones intensas, con una precisión instrumental increíble. Público abundante y silencio reinante, con algún suspiro al finalizar alguna canción especialmente vehemente y con ovaciones a modo de agradecimiento. El resto de la semana los discos de Low (cualquiera de ellos) me han acompañado haciéndome disfrutar redescubriéndolos.

Low se formaron en 1993 en Duluth, Minnesota. La columna vertebral está formada por el matrimonio mormón formado por Alan Sparhawk (guitarra y voz, y con proyecto paralelo –Retribution Gospel Choir- donde muestra con creces su lado más rockero, sobretodo en directo) y Mimi Parker (percusión y voz). Ellos dos y sus armonías vocales son la piedra angular del grupo. Sucesivos bajistas han pasado por la formación. El primero y también fundador del grupo fue Zak Sally y actualmente es Steve Garrington (también en Retribution Gospel Choir). Desde el primer disco evidenciaban poseer un universo sonoro propio y muy particular. Un universo lleno de belleza y desolación, de delicadeza y distorsión. Low son un grupo que te marca de por vida ya en la primera escucha. Buena parte de la creación de Low tiene que ver con la relación que mantienen Alan y Mimi. Su fórmula es alcanzar grandes cotas de intensidad con los mínimos elementos y dejar espacios en sus canciones para que los pueblen las emociones. En una entrevista el año pasado Alan decía: “Siempre hemos luchado por mantener esa atmósfera, ese sonido mínimo, que deje espacio para que la mente del oyente pueda conectar con el espíritu de la canción.” Low forman por derecho propio parte de la historia del rock, por renovadores y por su sonido ascético y minimalista.


“The Curtain Hits The Cast” es el tercer disco de Low. Aquí ya habían refinado la fórmula y muestran un disco enorme en parte tenebroso y por otra esperanzador. Estás canciones sobre la futilidad de la vida poseen una enorme fuerza emocional a base de lentitud, espacios entre nota y nota y crescendos épicos. La percusión mínima y sutil de Mimi, las guitarras limpias de Alan y el bajo de Zak crean momentos celestiales y etéreos que hacen de la audición de este disco algo místico muy especial. Melancolía y muchos otros sentimientos te invaden mientras te envuelve esta música espiritual e inquietante en el salón de tu casa una tarde cualquiera, con inestabilidad meteorológica al otro lado del cristal y que provoca que otras muchas almas perdidas estén afligidas porque su lado espiritual más hortera no ha podido salir de procesión por la calles de la ciudad. En fin, una ciudad de contrastes esta Sevilla nuestra.





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