
“I Was A Swallow” fue su cuarto álbum, compuesto por 10 canciones con un imaginero particular con cierto toque cabaretero. Una especie de country-gótico por momentos épico es el que conforma la atmósfera de este disco, donde hay multitud de matices sonoros. Fue publicado por el sello que los descubrió, Fire Records. Un disco nocturno con una aureola extraña y magnética del que disfrutar con luz tenue en la intimidad de una fría tarde de otoño, una de esas en las que tu aprecio hacia tu casa se multiplica debido a lo poco agradable del estar al otro lado del cristal.
A Puerto Muerto recuerdo vagamente haberlos visto en el Teatro Central en Sevilla en el ciclo Pop-Rock de 2008 aunque no me acerqué a sus discos hasta mucho después, craso error.
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