Para componer “Music For 18 Musicians” Reich necesitó 3
años. Es una obra enorme con un poderoso poder magnético. Una vorágine rítmica
con multitud de melodías entrando y saliendo a la vez, creando loops,
prolongando la tensión y dando forma a unas atmósferas vibrantes y envolventes.
Minimalismo sinfónico que tiende puentes directamente a la psique del oyente.
La medida rítmica que utilizó fue el intervalo de la respiración humana. Este
es un disco para degustarlo de principio a fin, con volumen y en la intimidad.
Toda una experiencia sonora de poco más de 66 minutos. Un disco orgánico lleno
de sensaciones. La publicación en vinilo no fue hasta 2 años después de su
estreno en un teatro de Nueva York. Deutsche Gramophon –sello que ya había
editado obras de Steve Reich- no quiso incluirlo en su catálogo de música
clásica y fue otro sello, ECM, quién se atrevió a publicarlo. Una crítica de
este disco publicada por cierta revista se refiere a este así: “La música de
Reich acorta la distancia con su público porque su fin era crear un espacio
donde las sensaciones dominaran a las percepciones sin dejar lugar al
análisis.”
Esta semana he estado en un concierto de la
Orquesta Sinfónica de la Universidad de Sevilla junto con alumnos del
Conservatorio Manuel Castillo, también de Sevilla, en un auditorio de una escuela universitaria. En el
programa había dos piezas de Steve Reich -motivo por el que cogí el coche y me
crucé la ciudad- interpretadas con cerca de una docena de instrumentos de
viento, sonando todos a la vez, cada uno por un camino pero todos acordes,
formando bucles de melodías que disparaban la emoción, a lo que ayudaba mucho
las vibraciones que te llegaban de los instrumentos más graves. Un muy buen
plan para un martes por la noche.domingo, 29 de enero de 2012
“MUSIC FOR 18 MUSICIANS” 1978. STEVE REICH
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